En la adultez esa magia bien podría ser la capacidad de sorprenderse ante la maravilla de la propia vida. Rendirse al caos y disfrutar de lo que ocurre en el momento dejando a un lado la imperiosa necesidad de control.
Una actitud de curiosidad ante las vivencias, ¿no? Yo estoy un poco en ese camino, aunque, ya me conoces, lo de dejar de controlar se me da regulinchi, jajaja, aunque no por eso dejo de intentarlo. Abrazo grande.
Me pasaba igual que a ti con mis hijos, no me gustaba del todo que su ilusión se apoyara en algo que les dejábamos creer que era cierto... Con los chicos ya mayores seguimos haciendo nuestros rituales, porque la ilusión no tiene por qué perderse con la edad. ¡Si no les dejáramos unos polvorones y unas copitas de moscatel a los reyes, mi hija dejaría de hablarme!
La verdad es que, aún con el paso de los años y todo lo que has debido de crecer en este tiempo, al Pepe que yo conocí le pegaba sentir ese malestar que mencionas. Si bien es cierto que, una vez todos conscientes, ¡que vivan la magia y la ilusión! Así nadie se llama a engaño y todos participan queriendo. Un abrazo grande y felices fiestas.
El elfito no habría entrado aquí ni a tiros. Estoy taaaan casada de nuevas tradiciones que se sostienen en el esfuerzo materno fundamentalmente... Además, me genera serias dudas regañar a mi hijo por sus trastadas y dejar que un elfo que acaba de llegar las haga alegremente. xD
En la adultez esa magia bien podría ser la capacidad de sorprenderse ante la maravilla de la propia vida. Rendirse al caos y disfrutar de lo que ocurre en el momento dejando a un lado la imperiosa necesidad de control.
Una actitud de curiosidad ante las vivencias, ¿no? Yo estoy un poco en ese camino, aunque, ya me conoces, lo de dejar de controlar se me da regulinchi, jajaja, aunque no por eso dejo de intentarlo. Abrazo grande.
Me pasaba igual que a ti con mis hijos, no me gustaba del todo que su ilusión se apoyara en algo que les dejábamos creer que era cierto... Con los chicos ya mayores seguimos haciendo nuestros rituales, porque la ilusión no tiene por qué perderse con la edad. ¡Si no les dejáramos unos polvorones y unas copitas de moscatel a los reyes, mi hija dejaría de hablarme!
La verdad es que, aún con el paso de los años y todo lo que has debido de crecer en este tiempo, al Pepe que yo conocí le pegaba sentir ese malestar que mencionas. Si bien es cierto que, una vez todos conscientes, ¡que vivan la magia y la ilusión! Así nadie se llama a engaño y todos participan queriendo. Un abrazo grande y felices fiestas.
Y te libraste del elfito, jeje como dices, crecer también está lleno de magia
El elfito no habría entrado aquí ni a tiros. Estoy taaaan casada de nuevas tradiciones que se sostienen en el esfuerzo materno fundamentalmente... Además, me genera serias dudas regañar a mi hijo por sus trastadas y dejar que un elfo que acaba de llegar las haga alegremente. xD